Huesca temática

Número 85. Junio de 2005 English language Menú pfrincipal


Erés, aldea de Biscarrués

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Señorío secular,
aldea de incierto futuro

      Este lugar de la provincia de Huesca, pertenece al Ayuntamiento de Biscarrués. Su altitud es de 458 metros sobre el nivel del mar y dista de Huesca 39 kilómetros. El gentilicio es "eresino".
     Durante siglos, la aldea de Erés fue de señorío secular, donde actuaba como alcalde el de Ayerbe. También, en otros momentos dependió de Murillo de Gállego, por lo que el lugar quedó inscrito en la provincia de Zaragoza, como lo prueba el hecho de que incluso llegó a ser sobrecudilla de Tarazona entre los años 1495 y 1646. Por último, de 1711 a 1833 figuró como corregimiento de Huesca. Pero formó Ayuntamiento propio en 1834, uniéndose a Biscarrués en 1845. Fue una corta vida municipal la suya, ya que la escasa población censada no podía permitirse el dispendio que suponía mantener su independencia municipal.
      Madoz dio cuenta, en 1848, de 12 casas y 58 almas. Sin embargo, en el censo de 1857 figuran ya 86 habitantes. Actualmente son una quincena que ocupan media docena de casas.
     Erés se emplaza al norte de Biscarrués, sobre la margen izquierda del río Gállego, cuyas aguas comienzan a remansarse justamente ahí, por el efecto de la presa de Ardisa. Es lindante con la provincia de Zaragoza; y tan solo basta con ganar la otra orilla del cauce para cambiar a esa provincia. Cuentan que en tiempos, el alguacil notificaba a los vecinos, asuntos municipales desde el farallón de la orilla derecha del rio, para evitar tener que dar rodeos hasta el lugar. Lo hacía desde una enorme losa que hacía de plataforma y que llamaban "a piedra gritadera".
      El pueblo sitúa su núcleo urbano al borde de una garganta, pero en un terreno llano. La verdad es que tan sólo se trata de una ancha y limpia calle, con la plaza en un extremo y la iglesia parroquial en otro. No cabe mayor síntesis de un pueblo, representado, generalmente, por esos tres únicos elementos: una calle, una plaza y una iglesia.
     La amplitud de la calle permite a los vecinos desenvolverse a gusto, quienes nunca supieron de apreturas, pues los edificios buscaron su expansión a lo largo de la vía urbana, en lugar de apretujarse en torno al edificio de la parroquial, que queda ciertamente, un tanto apartada. Llama la atención la "entrada al pueblo", que tiene nada más que la anchura de la estrecha carretera que permite su acceso; es apenas un hueco sin aceras entre dos edificaciones. Una vez rebasada esa entrada, en el centro de la plaza, un pozo y una pequeña pila nos hablan del pasado; la llegada del agua corriente a las viviendas, los convirtió en silenciosos testimonios.





      La iglesia está dedicada a San Jorge, patrón de Aragón. Es obra del siglo XVII, compuesta por una sola nave cubierta con bóveda de cañón. La torre es posterior, pues fue levantada en 1886, con sus dos cuerpos de piedra sillar.
     Desde el enclave de la iglesia, las vistas panorámicas son impresionantes, permitiendo ver todos los conglomerados calizos del "reino de los Mallos", con el notable protagonismo de Riglos.
      Aunque en algunos documentos y libros figura escrito Erés (con acento, como palabra aguda), los vecinos la pronuncian llana, por eso mismo Alfonso Zapater pensó en la conveniencia de suprimir el acento y dejar el topónimo como los propios vecinos de Erés, en aquellos años, lo querían.
      Erés, pese a la brevedad del pueblo, resulta un agradable lugar con encantos, tanto por su enclave geográfico, que ofrece desde las aguas del rio Gallego y las bellas panorámicas de los mallos de Riglos, hasta la familiar hospitalidad de sus escasos habitantes, de la que algunos hacen gala a la vieja usanza, y no dudan un segundo en ofrecer casa y alimentos para agasajar al visitante.
      El lugar, aun siendo tan pequeño, no ha renunciado a disfrutar de piscina municipal y club social.
      Lógicamente, Erés celebra su fiesta el 23 de abril, en honor de San Jorge, que ejerce el doble patronazgo de la iglesia y el pueblo.
  Junto al Club Social
      Inevitable resulta describir Erés sin hacer mención de su amenazado futuro, pues sus tierras, desde hace muchos años ya, corren riesgo de ser inundadas por la creación de un pantano. Las opiniones en este punto, lógicamente están divididas, por cuanto los intereses personales son muy dispares.

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 Paseo fotográfico
*Alfonso Zapater, en "Aragón Pueblo a Pueblo"
** Manuel Tomé Bosqued



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