Huesca temática

Número 83. Abril de 2005 English language Menú pfrincipal


Plaza de la Catedral (Huesca)

Antiguo centro geográfico,
táctico y defensivo de la ciudad


      Si existe un espacio urbano capaz de definir el transcurso de la historia de Huesca, ése es el que hoy constituye la plaza de la Catedral. Un lugar preeminente, sobreelevado del resto del caserío, origen estratégico de la trama secular que se extiende a sus pies. En pocas ciudades como en Huesca es posible determinar con tanta claridad un ámbito en el que las circunstancias urbanas hayan deseado reunirse con una fuerza semejante; un espacio síntesis del significado de una ciudad milenaria, que ha sabido mantener su esencia desde la remota fundación de su primer asentamiento hasta nuestros días. Centro geométrico del recinto histórico de la ciudad, la plaza de la Catedral ha configurado desde siempre el cruce de sus principales recorridos, en lo que puede considerarse como el punto neurálgico de los ritmos que definen la traza abigarrada de las calles de la ciudad.
      Cabe imaginar el origen geográfico de su enclave, despojado de las construcciones que ahora asoman a su espacio, y percibir así con nitidez su función de dominio sobre la extensa comarca circundante. Un punto singular en su área cercana, elegido desde el principio por quienes desearon establecerse en el territorio; un lugar privilegiado, esencial para desempeñar las funciones de defensa y decididamente propicio para fundar en él un núcleo de reunión en cuyo ámbito pudiera desarrollarse una población con pretensión de estabilidad. Precisamente ése fue el origen táctico del germen pre-urbano de Huesca; un lugar que, tras siglos de tentativas dispersas, contribuyó esencialmente a dar forma al enclave de la Bolscan ibérica mediante un sistema, todavía rudimentario, de reunión de células habitadas, reunidas en torno a un núcleo que garantizase su defensa.
      Más adelante, la romanización hizo de ese espacio el punto básico de la nueva acrópolis fortificada, centro de una trama urbana que tuvo en la actual plaza de la Catedral la referencia necesaria para la reunión de sus mejores edificios. Su configuración pertenece todavía al terreno de lo supuesto; poco o nada sabemos de la estructura construida de su ámbito, pero conocemos formaciones semejantes, configuradas en otras ciudades, y ello nos induce a suponer que, en Huesca, el único lugar capaz de reunir las funciones caracteísticas del foro, centro de encuentro de la actividad urbana de la Osca romana, es precisamente el ámbito de esa plaza en la que van a concurrir los ejes principales del primer recinto amurallado. Los vestigios arqueológicos que han llegado hasta nosotros, y algunos restos escultóricos de considerable tamaño, nos permiten suponer la magnitud de las construcciones religiosas y civiles que en ese entorno hubieron de existir.
      Superado el primer recinto defensivo, también la Wasqa musulmana desarrolló su nuevo anillo amurallado tomando como referencia el hito señalado por la plaza, y en ella construyó su mezquita principal, seguramente sobre los vestigios del antiguo templo romano. De nuevo ese espacio supondrá el punto de encuentro del complejo entramado islámico, asumiendo una vez más la función que había caracterizado su pasado; un ámbito, ya consolidado por el paso del tiempo, que inmediatamente será asimilado por la conquista cristiana.

      Los primeros tiempos de la Huesca medieval verán transformar el uso de la antigua mezquita en catedral, aun sin plantear de forma inmediata la sustitución del edificio; pero pronto surge la escueta fábrica románica que dará paso a la actual Sede gótica, desarrollada a lo largo del tiempo desde el siglo XIII, hasta convertirse en el magnífico edificio que hoy podemos contemplar.
      La plaza de la Catedral es desde entonces el ámbito de mayor realce de la ciudad moderna, consolidada definitivamente su presencia urbana. En ella confluyen las circunstancias religiosas y políticas que le proporcionan su sentido, y aquí se instalará en el siglo XVI la sede del Concejo oscense, en el notable edificio que ha llegado hasta nuestros días. Será la constatación de su función urbana primordial, que une en su espacio la esencia representativa de Huesca. Ello proporcionará a la plaza una singular simbología, confluencia del poder espiritual y temporal de la ciudad. Sin embargo, esa misma dignidad ha impedido hasta este momento la investigación de su suelo.
      La sucesiva construcción de los edificios más significativos de la ciudad no nos permite atestiguar con pruebas fehacientes las conjeturas razonadas en las que debemos apoyamos. Aparecería entonces una superposición de estratos que revelaría, sin duda, el notable pasado de un espacio que en la actualidad conforma uno de los ámbitos más sugerentes de la ciudad, partícipe de una estabilidad que abunda en el sosiego de su presencia urbana. A él asoman, junto a las fábricas de la Catedral y el Ayuntamiento, el nuevo Palacio Episcopal; el Colegio Imperial de Santiago, adscrito a la antigua Universidad; el sencillo edificio historicista de las Siervas de María en el lado Norte; y, cerrando el ángulo, la casa de los Canónigos, con su esbelta galería superior de arcos. Un espacio rectangular, recogido, que permite la visión frontal del pórtico de la Catedral y configura en su conjunto el ámbito preferente de la ciudad de Huesca, rebosante de historia y de significado.
 Plaza de San Pedro
      La Plaza de la Catedral, está sometida a especiales cuidados de su aspecto e higiene. Constituye una visita obligada para todo turista que se precie, Cobra especial protagonismo el dia 9 de Agosto, víspera de San Lorenzo; ese día, la juventud llena hasta el último rincón esperando el pregón de las fiestas y el cohete anunciador de que las fiestas del santo patrón de la ciudad, han comenzado.

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* José Laborda Yneva:" Huesca Guia de Arquitectura"



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