Obra
del siglo XIII
construida extramuros de la ciudad
Larga trayectoria la de esta iglesia,
que corresponde al emplazamiento de la antigua ermita de Santa María
de Afuera, -Santa María de Foris (o Foras, por estar "fuera" del
muro de piedra, es decir, extramuros)-, que se edificó frente a
la puerta de Montearagón (la popular Porteta), a la vera del camino
del mismo nombre (en el flanco Este del casco urbano) que, atravesando
el Isuela por el puente de tablas, conducía a la ilustre abadía
y famoso castillo de Montearagón.
Desde 1135 hay referencias de su
existencia como cabeza de su barrio, manteniendo su condición de
parroquia hasta 1422. En ella se instalaron monjas bernardas procedentes
de los monasterios de Santa María de Iguácel (en la Garcipollera
o "valle de las cebollas") y de Cambrón, cerca de Sádaba, hasta
1473, en que volvieron al segundo. Más tarde, en 1510, el obispo
permitió establecerse en esta iglesia a los agustinos calzados,
a condición de que le tributaran anualmente cuatro capones en la
víspera de Navidad.
A este convento le cupo el honor de
albergar al ilustre agustino navarro y renombrado escritor místico
fray Pedro Malón de Chaide (graduado y doctorado en Teología por
la Sertoriana, y en ella catedrático y contador), quien en 1579
ó 1580 escribió aquí el famoso Libro de la conversión de la Magdalena,
obra cimera de la literatura mística del Siglo de Oro, muy elogiada
por don Marcelino Menéndez y Pelayo.
En 1788 los agustinos pasarían
a ocupar la residencia y templo de los jesuitas expulsados. Con
motivo de la llamada guerra de la Convención, contra la Francia
revolucionaria (1793), cumplió este antiguo convento de agustinos
funciones de hospital militar hasta el año 1796. A partir
de entonces el convento se convirtió en casa de niños expósitos,
dependiente de la Catedral. El obispo don Cayetano de la Peña y
Granda, que pensó instituir aquí una Casa de Misericordia de gran
fuste, no llegó a ver sus propósitos hechos realidad, pues había
fallecido en 1792. En 1830 pasó a depender de la Junta de la Sitiada
y posteriormente (1838) de la Beneficencia provincial. El edificio
fue restaurado en 1842 y ampliado posteriormente.
Construida en sillería, su fábrica
puede datarse en la segunda mitad del siglo XIII, aunque mantiene
vestigios de épocas anteriores. Presenta su acceso en el lado de
la epístola, a través de un arco de medio punto sobre impostas.
Sin embargo, la entrada original, de mucho mayor interés, se encuentra
bajo la torre y se compone de cuatro arquivoltas boceladas sobre
capiteles florales. Desarrolla su planta en una sola nave con cuatro
tramos cubiertos por bóveda de cañón apuntado y lunetos, sobre arcos
fajones. En su cabecera poligonal, cubierta por bóveda de crucería,
aparece un friso ajedrezado y ménsulas, y en su exterior la techumbre
resalta sobre modillones de rollos.
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La torre, de planta cuadrada, se
encuentra adosada al exterior de la fábrica y se desarrolla en dos
cuerpos, el primero con pequeñas ventanas de medio punto, y el superior
con amplios huecos apuntados. Es románica en su parte baja y gótica
en el resto, del siglo XIV, y en ella se encerraban los presos de
la Inquisición, y principalmente las brujas, al decir del historiador
Aynsa.
La remodelación urbana de esta zona
del casco antiguo de la ciudad de Huesca, la ha desnudado de casi
todos los caseríos que la circundaban -no exentos de cierto tipismo-,
dejándola quizá, más evidente, más descarada, más
presente, ..... Esta Iglesia se llama así,
por haber formado parte del desaparecido convento de San Agustín
o de Santa María de Foris, de la orden agustiniana. Aún
sigue siendo su fiel compañera la aparente solidez
de las casonas de la antigua Residencia Provincial de Niños
(a quien perteneció) que tantos usos y destinos sufrió
a finales del siglo pasado. Entre algunas de las funciones que desempeñó
esta Residencia -y por un largo tiempo-, fue la de dar hospedaje
a los Juzgados de Huesca.
Hoy, la calle Ronda de la Miseridordia
-donde se sitúa la iglesia- ya tiene continuidad de tráfico rodado
con el Paseo de Lucas Mallada, salvando el rio Isuela por un nuevo
puente que sustituye al de
"tablas o del Diablo"; nombre este del
Diablo que llevan muchos puentes y que se debe a
fabulosas leyendas relativas a su construcción o a
episodios en ellos localizados. Antaño iba por aquí
el camino de la Misericordia que partía de la puerta de Santo
Domingo -del muro de tierra- para llegar a unirse al camino de Montearagón,
ante la iglesia de Santa María de Foris.
Actualmente, nuevas construcciones
y urbanizaciones próximas, están dando un aire renovado
y floreciente a esta zona de la ciudad, que durante lustros parece
haber pasado un tanto desapercibida a los ojos del visitante; quizá
por estar en una zona de no fácil expansión
urbana.
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