Cuarto
rey de
la Corona de Aragón
Pedro III de Aragón nació en
Valencia, en 1240 y murió en Villafranca del Penedés,
el 2 de Noviembre de 1285. Fue llamado "el Grande",
siendo hijo de Jaime I el Conquistador y su segunda esposa Violante
de Hungría. Sucedió a su padre en 1276 en los títulos de rey
de Aragón, rey de Valencia (como Pedro I) y conde de Barcelona
(como Pedro II).
Casado el 13 de Junio de 1262
en la catedral de Montpellier con Constanza de Hohenstaufen,
hija y heredera de Manfredo I de Sicilia, fueron coronados en
Zaragoza en una ceremonia en la que Pedro canceló el vasallaje
que con el papado había concertado su abuelo Pedro II.
Todo su reinado se centró en la expansión de la Corona de Aragón por
el Mediterráneo y para ello aprovechó su matrimonio con Constanza para
reivindicar la corona siciliana. Sicilia se encontraba desde 1266 bajo
la soberanía de Carlos de Anjou quien, con el apoyo del papa Clemente
IV, que no deseaba a ningún Hohenstaufen en el sur de Italia, había sido
investido rey tras derrotar, en Benevento a Manfredo, quien falleció en
la batalla.
El monarca angevino hizo cegar
a los tres hijos varones de Manfredo y, en 1268, capturó e hizo
decapitar a Conradino que -como nieto de Federico II- era el
último heredero varón de la casa Hohenstaufen. La línea sucesoria
pasó entonces a Constanza, quien ofreció refugio en Aragón a
las familias partidarias de su padre, los Lanza, los Lauria
y los Prócidas.
Una flota de la corona aragonesa, al mando de Conrado Lanza, recorre en
1279 las costas africanas para restablecer la soberanía feudal de Aragón
sobre Túnez, que la muerte del emir Muhammad I al-Mustansir había
debilitado. Posteriormente, en 1281, Pedro III armó una flota para
invadir Túnez y solicitó al recién elegido papa Martín IV una bula que
declarara la operación militar como cruzada; pero el papa, de origen
francés y partidario de Carlos de Anjou, se la negó.
Cuando la flota se disponía a
zarpar, tuvieron lugar en Sicilia los acontecimientos conocidos
como las Vísperas sicilianas que provocaron la expulsión de
la isla, tras una gran matanza, de los franceses. Los sicilianos
enviaron entonces una embajada a Pedro III ofreciéndole la corona
siciliana, a la que tenía derecho gracias a su matrimonio. El
rey aragonés puso entonces su flota rumbo a Sicilia, donde arribó
el 30 de Agosto de 1282 y donde fue coronado rey en la ciudad
de Palermo. Inmediatamente envió una embajada a Carlos de Anjou,
que se encontraba en Mesina, instándole a reconocerle como rey
de Sicilia y a abandonar la isla. La derrota de la flota angevina
en Nicoreta, a manos del almirante Roger de Lauria, obligó a
Carlos a dejar Mesina y refugiarse en su reino de Nápoles. El
papa Martín IV respondió a la coronación siciliana de Pedro
III con su excomunión (9 de Noviembre de 1282) y su deposición
como rey de Aragón (21 de Diciembre de 1283), ofreciendo la
corona al segundo hijo del rey de Francia, Carlos de Valois,
a quien invistió el 27 de Febrero de 1284, y declarando una
cruzada contra Aragón.
La situación en la que se encontró Pedro
III era totalmente inestable, ya que no sólo tenía que enfrentarse
a la invasión francesa que se preparaba al norte de los Pirineos,
sino que tuvo que hacer frente a graves problemas en el interior de
sus reinos surgidos ante las necesidades económicas que provocó la
conquista de Sicilia.
Pedro III el Grande soluciona
los problemas internos concediendo, en 1283, la formación de
la Unión aragonesa y prestando juramento al “Privilegio General”
que defendía los privilegios de la nobleza; asimismo concedió
al Condado de Barcelona la constitución “Una vegada l´any” en
las cortes celebradas en Barcelona entre 1283 y 1284.
Solucionados los problemas interiores, pudo centrar su atención en la
invasión francesa, que al mando del propio rey francés Felipe III tomó
en 1285 la ciudad de Gerona, para inmediatamente tener que retirarse
cuando la flota aragonesa retornó de Sicilia al mando de Roger de Lauria
e infligió a la escuadra francesa una derrota total en las islas Formigues
y a continuación una derrota en tierra en el barranco de las Panizas,
cuando las tropas francesas se retiraban.
Tras su gran victoria, Pedro III
se dispuso a enfrentarse a su hermano Jaime II y a su sobrino
el rey Sancho IV de Castilla, que no le habían prestado apoyo
durante su conflicto con los franceses, pero su prematura muerte,
en Noviembre de 1285, lo impidió.
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En su testamento, Pedro III dispuso
que su cadáver recibiera sepultura en el Monasterio de Santes Creus,
de la orden cisterciense. Las exequias del monarca se celebraron con
gran solemnidad y el cuerpo del rey fue colocado en una urna de pórfido
rojo, que el almirante Roger de Lauria trajo desde Sicilia. El fue
el primer monarca aragonés en recibir sepultura en el Monasterio de
Santes Creus. El rey Jaime II el Justo de Aragón, ordenó la erección
de las tumbas del rey Pedro III el Grande, su padre, al mismo tiempo
que disponía la creación de su propia tumba y la de su segunda esposa,
Blanca de Nápoles. Se dispuso que los sepulcros se hallaran cobijados,
como así se hizo, bajo baldaquinos labrados en mármol blanco procedente
de las canteras de San Felíu, cerca de Gerona. Cuando el rey Jaime
II dispuso la creación de su propio sepulcro, tomó como modelo el
de su padre. El sepulcro del rey Pedro III fue realizado entre los
años 1291 y 1307 por Bartomeu de Gerona y es más rico que el de su
hijo Jaime II y su esposa. Un gran templete de caladas tracerías alberga
el sepulcro del rey, consistente en una urna de pórfido rojo; antes
una pila de baño romana, rodeada por imágenes de santos.
En Diciembre de 1835, durante
las Guerras Carlistas, la Legión francesa de Alger y varias
compañías de migueletes se alojaron en el edificio monacal,
causando numerosos destrozos en el mismo. Las tumbas reales
de Jaime II y su esposa fueron profanadas. Los restos de Jaime
II, hijo de Pedro III fueron quemados, aunque parece que algunos
restos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca
de Nápoles fue arrojada a un pozo, de donde fue sacada en 1854.
El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de
pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió
que sus restos corrieran igual suerte.

Su descendencia es la que sigue:
- Alfonso III de Aragón (1261-1291), rey de Aragón, Valencia
y conde de Barcelona.
- Jaime II de Aragón (1267-1327), rey de Aragón, Valencia, conde
de Barcelona, rey de Cerdeña y de Sicilia.
- Isabel de Aragón (1271-1336), «Santa Isabel de Portugal»,
reina consorte de Portugal por su matrimonio en 1288 con Dionisio
I de Portugal.
- Federico II de Sicilia (1272-1337), rey de Sicilia.
- Violante (1273-1302), casada en 1297 con el infante Roberto
de Nápoles, que sería el futuro Roberto I.
- Pedro de Aragón (1275-1296).
Tuvo tres hijos ilegítimos de
su relación extramatrimonial con María Nicolau:
- Jaime de Aragón (fallecido después de 1285). Señor de Segorbe.
Casado con Sancha Fernández, hija de Fernando Díaz.
- Juan de Aragón.
- Beatriz de Aragón, esposa de Ramón de Cardona, señor de Torá.
De su relación con Inés Zapata
nacieron cuatro hijos ilegítimos:
- Fernando de Aragón. Su padre le dio el señorío de Albarracín
en 1284 después de asediar y tomar la ciudad en septiembre de
ese año, derrotando a Juan Núñez I de Lara.
- Sancho de Aragón. Castellán de Amposta.
- Pedro de Aragón, casado con Constanza Méndez Pelita de Silva,
hija de Suero Méndez de Silva.
- Teresa Pérez Zapata. Contrajo tres matrimonios: el primero
con García Romeu III, ricohombre de Aragón, hijo de García Romeu
II; el segundo con Artal de Alagón, señor de Sástago y Pina;
y el tercero con Pedro López de Oteiza.
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