Histórico,
romano y monumental
Lugar de la provincia de Huesca,
situado en la Hoya de Huesca. Habitantes: 163 en el año
2004. Altitud: 513 metros sobre el nivel del mar. Dista de Huesca
27 kilómetros. Gentilicio: antillonense. También, antillonero.
Alternancia del gris de las carrascas
con el gris de los olivos; esto sucede cuando la llanura oscense,
en ruta hacia Barbastro, se ondula con suaves relieves montañosos.
Luego es llanura otra vez, con el verde de los sembrados en
la Primavera y el oro prometedor en el Otoño. Tierras de pan
y de vino, en una ruta donde cada pueblo trata de ser vigía
del paisaje, elevándose sobre los altozanos, asentándose en
las colinas, buscando la altura con la que hacer más grata la
contemplación de la redolada. Pudo ser que Antillón deba
su nombre al emperador Antillo, hijo de Marco Aurelio; aunque
este extremo no está confirmado.
Se puede acceder por dos rutas.
La primera, a dieciséis kilómetros de Huesca, por la carretera
de Pertusa; Antillón surge después de un recorrido de diez kilómetros,
dejando a la derecha Blecua. La segunda nace en Angüés, por
Bespén, donde el románico se hace también gótico, ya en su época
de transición.
Por esta última ruta se desemboca en
el barranco de la Sentif, salvado por un airoso puente. Al fondo,
coronando la máxima altura, se levanta Antillón, pueblo roquero asentado
en la suave colina que domina la llanura. Edificios que nacieron de
la roca viva o de las mismas murallas. Están señalizadas las distancias:
Huesca: 26 kilómetros; Pertusa: 9; Bespén: 3. Noventa y seis, pues,
desde Zaragoza, por un itinerario pleno de atractivos y sugerencias.
De la carretera de Huesca se
pasa a la calle de San Juan. Una y otra tienen su justificación,
por cuanto una lleva a la capital y la otra nos pone en el punto
de mira de la ermita de San Juan (siglo XVIII), coronando una
colina situada enfrente de la que se asienta el pueblo, sin
más separación que la carretera de Pertusa. Otra ermita es la
de San Cosme y San Damián, del s. XVII.
La mayoría de las calles
conservan sus denominaciones autóctonas, impuestas por la costumbre
y la lógica. De esa forma, la calle Baja lo es porque ocupa
esa situación en el pueblo, y la calle del Medio lo es igualmente
porque se encuentra precisamente en medio del casco urbano,
aunque dentro de las murallas. Todas las calles lucen una coqueta
y decorada rotulación y están bien limpias y pavimentadas.
El viajero se verá sorprendido de inmediato con los restos
de murallas con que se fortificó por cristianos y musulmanes,
declaradas hoy día como bien de interés cultural.
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El pueblo creció también por
fuera de estas murallas, mientras que adentro las piedras de
sillería salen al paso por cualquier calle; los lienzos de esa
típica muralla emergen incluso por encima de algunos
tejados. Al casco antiguo se accede por la calle Baja, a través
de un arco practicado en la muralla.
Calle adelante se llega a la iglesia
de la Natividad de la Virgen, con torre románica. El ábside
parece posterior y se halla pegado al cuerpo principal. Se ven
tres épocas: la románica pura, otra que debe corresponder a
los siglos XIV o XV y una de aspecto más reciente. Frente a
la iglesia se abre una gran explanada pavimentada, con aires
de plaza grande, con una zona de recreo para niños a
un lado y restos arqueológicos de lo que parece un dolmen,
alojado en una hornacina en la otra acera. Además de la plaza
lindera a la iglesia, hay otra, junto a la carretera, donde
se levanta el Ayuntamiento, un edificio de aspecto renovado
Desde la colina, al final de
cada calle, se contempla el paisaje gris y verde; las amplias
llanuras a ambas márgenes del barranco de la Sentif, nombre
por demás sugerente. Las aguas que bajan en torrente, cuando
llueve, corren al encuentro del río Alcanadre.
Tienen varias fiestas. El último
Viernes de Abril, hay Romería al Santuario de la Virgen del
Pueyo de Barbastro. Luego existen las Fiestas Mayores en honor a la
Virgen, el día 8 de Septiembre. El 27 de Septiembre, serán
las Fiestas Menores, dedicadas a San Cosme y San Damián.
Antillón famoso por sus
vinos; posee un museo enológico al aire libre, que da
fe de la tradición y preocupación por la cultura
de la vid. La llanura oscense, en ruta hacia Barbastro, es productora
de muy buenos caldos.
Monumentos civiles son: antiguo
horno de pan, lavadero, fuente románica y antigua fábrica
de aceite. Antillón constituye una invitación
que no debe de desaprovecharse.
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