Majestuoso
Reino de los Mallos
Lugar de la provincia de Huesca,
situado sobre la margen izquierda del río Gállego. Su
población ronda los 70 habitantes. Altitud: 678 metros
sobre el nivel del mar, Dista de Huesca 44 kilómetros. Gentilicio:
riglero.
Para llegar desde Huesca, el
viajero ha de tomar el desvío que arranca de la carretera nacional
240, antes de llegar a Murillo; no es necesario cruzar el río
Gállego. Mientras nos aproximamos al pueblo, nos escoltarán
olivares primero y pinares después, salpicando el bucólico paisaje
de algunas casas de recreo, que en buen número de casos se alzaron
para solaz de montañeros.
La imagen inconfundible de los Mallos,
es referente del pueblo de Riglos. Conforme nos vamos acercando por
la carretera, sentimos como los Mallos nos van empequeñeciendo. Ya
en el pueblo, la sensación es otra, como de protección, como si esas
moles proporcionaran abrigo a las casas del pueblo y las defendieran
de un invisible enemigo. En cierto modo es así, puesto que el casco
urbano se asienta en la ladera o falda del montículo del que emergen
los Mallos. Así, el pueblo queda respaldado por los Mallos y la mayoría
de las calles resultan en pendiente, proporcionando otro especial
atractivo.
Antes de que lleguemos al casco
urbano, y en un mirador dispuesto a pie de carretera, tendremos
la oportunidad de contemplar el monolito levantado por Montañeros
de Aragón a la memoria de Rabada y Navarro, destacados escaladores
que hallaron la muerte en la pared del Eiger, de los Alpes,
en 1963. Rabada y Navarro acudían a Riglos para hacer prácticas
de alpinismo -porque los Mallos fueron siempre escuela de escaladores-,
y abrieron la famosa «vía Firé» en el mallo de ese nombre.
En la lejanía, destaca
el blanco caserío, acomodado a un trazado urbano irregular,
impuesto por la pendiente de la ladera. De una plaza principal,
en marcada pendiente, parten la mayoría de las calles que muestran
casas con diversos aspectos, todas ellas bien conservadas, contrastando
las de nueva construcción, con las clásicas, ya rehabilitadas
y con sus puertas doveladas. Algún escudo en alguna fachada
da fe de nobleza en el lugar.
En la parte baja y un tanto escondida,
existe una pequeña iglesia románica del siglo XII, de una nave
y cabecera semicircular, cubiertas respectivamente por bóvedas
de cañón y de exedra. A la entrada campea un crismón; luce modillones
figurados, sobre ajedrezado jaqués, bajo el tejado. Es tradición
que esta ermita, dedicada a San Martín, cumplió en el pasado
como capilla de un monasterio puesto bajo esa misma advocación.
Presenta un buen estado de conservaciòn.
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La iglesia parroquial está dedicada
a Nuestra Señora del Mallo y se ubica en la cota más alta. Consta
de una nave dividida en tres tramos, más capilla mayor. Dispone
de capillas laterales cubiertas por bóveda de aristas, en tanto
que la nave lo hace con bóveda de lunetos. Data de mediados
del siglo XVII, y en el interior del templo se veneran dos imágenes
de gran valor, hermosas tallas románicas de la Virgen del Mallo
y la de Carcavina. La torre campanario se eleva retadora.
Los Mallos, en la impresionante
garganta abierta por el río Gallego, muestran sus paredes verticales
de más de 200 metros .En la cumbre, los Mallos llegan a alcanzar
los 900 metros sobre el nivel del mar. Los más conocidos, por
su gran envergadura, reciben los nombres de «El Puro», «El Pisón»
y «El Firé». Abajo hay varias lápidas dedicadas a los que murieron
realizando prácticas de escalada.
Existe el linaje de los Riglos,
perteneciente a familia infanzona oriunda de esta localidad
de la que tomó apellido. Su carta de infanzonía fue otorgada
por el rey Juan II de Aragón, en 1458. Las armas heráldicas
de los Riglos consisten en dos leones rampantes y afrontados,
que sostienen con sus patas un mallo o peñasco.
El acceso de vehículos al pueblo, está limitado en algunos momentos
del año, salvo para los residentes, como es lógíco. Por ello, al llegar al
pueblo, a la derecha se ha dispuesto un amplia área de aparcamiento, donde
deberemos de dejar nuestro coche estacionado. Y es que
el atractivo deportivo y turístico de Riglos es muy intenso y con esta opción
se evita el tráfico rodado en el casco urbano y los consecuentes atascos.
En cualquier dia y época del
año, es habitual ver a escaladores practicando su deporte favorito,
trepando por las paredes de los Mallos. Frecuentemente se pueden
percibir las conversaciones entre ellos, que las paredes de
las rocas "rebotan". Otra práctica deportiva que puede ser observada,
es el parapente.
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